lunes, 15 de junio de 2015

¡EMPRENDIMIENTING.TONG: LA FUERZA DE UNA IDEA!

Escribe Nachito López Ibarborou
Branding en leadership & emprendimienting
nacho@emprendimienting.com.tng

Cuando la gente me pregunta “Nacho, ¿cuál sería el secreto de tu éxito?”, mi respuesta es la misma: Todo nace con una idea. No importa la plata, no importa la educación. Todos tenemos las mismas chances, no importa si naciste en el seno de una familia de millonarios o en una familia de multimillonarios: Una idea puede ser el germen de una empresa, de un emprendimienting personal o de un partido de supremacía aria.

En mi caso, haber llegado a CEO de Emprendimienting.tong no fue sólo fruto de rompernos el culo, ni de la suerte. Lo importante, no me canso de repetirlo, es la idea. Tampoco influyeron de los diez palos verdes que invirtió mi tío Pachu (presidente de un pool sojero que –la sangre es la sangre- también empezó con una idea: la idea de vender soja). Sin una idea, cualquier oportunidad cae en saco roto.

La idea de Emprendimienting.tong es sencilla: Convertirnos en la primer plataforma de leaders y startupers de todos los empredimienters de Latinoamérica, a través de un pequeño crowdfund mensual. Y con esa platita pagar nuestros sueldos.

Para terminar, los dejo con la charla Tedx de uno de los emprendimienters más brillantes que se han acercado a Emprendimienting.tong, Nacho Pérez Pereyra, creador del Free Inmobiliaring con apalancamiento en los Senior Citizens:

“Todo nace con una idea. Cuando la gente me pregunta como se originó Free Inmobiliaring, eso es lo que les respondo. La idea. Y saber aprovechar las oportunidades. Y tener algunos conocimientos de huecos legales. Y de tóxicos que no aparezcan en la autopsia. Porque sin conocmiento, hasta la mejor idea cae en saco roto. Pero sin idea, el conocimiento es estéril. Eso es lo que les digo.

“Y no hace falta plata, no hace falta apoyo financiero, no hace falta nada. Sólo la idea. En mi caso, estaba en mi peor momento económico: Viviendo junto a mi novia, Jeanette, en un cuartito en la casa de mi hermana, luego de haber hecho algunas malas inversiones en fafafa con el patrimonio de los padres de ella. Teníamos poca experiencia y no teníamos muy claro cómo cotizaba la fafafa y cuánta se podía consumir por día.

“La verdad es que estábamos llegando a un punto en el que mi hermana nos quería matar (risas), un poco porque no la podíamos ayudar económicamente y otro poco porque habíamos usado una plata que encontramos en una caja en el fondo de su armario (en fafafa). También le molestaba que Jeanette anduviera en toalla frente al pibe de ella. Son pautas culturales, diferentes concepciones de vida. Y entonces, charlando con Jeanette, ambos nos dimos cuenta de lo mismo: Que el viejito del piso de abajo me decía ‘Demián’, confundiéndome con un nieto que se ve que mucho no lo ve.

“Y ahí nació la primera idea: ¿Qué tal si nos vamos a vivir a lo del viejito? “Así tu hermana se deja de romper las pelotas”, como me decía Jeanette (risas). La idea no era mala, pero aún no habíamos descubierto toda la potencialidad de la misma. Además, no era fácil. Había que encontrar un incentivo para que el viejito nos hiciera pasar. Por ejemplo, que tuviera que entrar algo pesado en su departamento.

“Yo no les voy a mentir. A veces hay que invertir algo para que el emprendimienting se mueva. En este caso, el televisor de mi hermana. Era un riesgo. No por mi hermana que ya nos había dicho varias veces que nos iba a denunciar (risas). Pero no sabíamos hasta qué punto el viejito necesitaba una tele. Pero así fue. Le tocamos el timbre explicándole que le traíamos una tele nueva y que dónde quería que se la pusiéramos. Y una vez adentro, las cosas ya fueron sobre ruedas. Al principio al viejito (Germán, creo que se llamaba Germán) le pareció raro que no nos fuéramos pero después de varias charlas de motivación lo convencimos de que era bueno para él que estuviéramos y que aparte vivíamos ahí desde hace tres años, “¿no se acuerda, abuelo?”.

“Pronto el viejito descubrió las ventajas de nuestra presencia: le cobrábamos la jubilación y se la administrábamos. Le convidábamos fafafa. Y se notaba que la presencia de Jeanette (en toalla) le alegraba la vida. Pero ya teníamos que pasar a la etapa dos de nuestro emprendimienting.

“Cuestión que, pim, pam, escribano, un abogado amigo, firme acá, abuelo, ¡y pudimos contar con la primera propiedad para iniciar nuestro proyecto inmobiliario!

“Lo mejor es que fue una win-win situation para todos: Para nosotros. Para el abogado. Para el escribano. Incluso para mi hermana, a la que le devolvimos el televisor. Y hasta le dimos un perro de yeso del viejito, que no combinaba con la decoración gótico-burlesque que le quiso dar Jeanette al departamento, ahora que el viejito ya no vivía más con nosotros.

“Como imaginarán, el éxito de nuestro emprendimienting nos estimuló a repetir varias veces el procedimiento, siempre acudiendo a una materia prima ociosa desaprovechada en el mercado, la de los viejitos sin familias que están un poco confundidos. Lo único que debíamos invertir era un televisor o un mueble. A veces por ahí teníamos que negociar más agresivamente, pero siempre lográbamos meternos de una u otra manera. Después, con la fafafa y Jeanette en toalla las buenas relaciones volvían a su cauce. Así son los negocios, diría que así es la vida. El contraste. Frío y calor. Dureza y delicadeza. Patada en la puerta y fafafa. Yin y Yang.

“El resultado los va a sorprender: ¿Cuántas propiedades creen ustees que teníamos a los pocos meses? (se escuchan distintas cifras desde el público). No. No. No, no. Cuarenta. ¡Cuarenta! ¡A los pocos meses ya teníamos unas cuarenta propiedades! (Murmullos de asombro)

“Y ni siquiera tuvimos que vender un departamento. Simplemente descubrimos un nicho, un hueco. Vimos una oportunidad ahí donde otros sólo veían un viejito inútil. De inútil nada. Yo soy un gran defensor de esta gente. De hecho, hasta le estamos agradecidos a todos esos viejitos que nos firmaron los papeles, estén donde estén. Y esperamos que les esté yendo muy bien en sus proyectos. Yo siempre digo que si nosotros pudimos armar un emprendimienting de la nada, de no tener un peso a tener una empresa de éxito como la nuestra, ellos también pueden. ¿Por qué no? Porque el secreto del éxito no está detrás de una gran fortuna, ni de un banco. El éxito está detrás de una idea. Gracias (Aplausos).”

3 comentarios:

  1. Master of the Universe! Hola, qué bueno volver a encontrarte. Saludos.

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  2. En estos días recibo la visita de una de mis hijas; separada ella y con sus dos pequeños hijos; es mi hija mayor que concebí con una de mis esposas, una de las primeras señoras Fernández, y, resulta que ayer, cuando fui a llevarlos a todos hasta la estación de micros, para que regresaran a su hogar luego de trece días, ya en la estación misma, ella, descubrió que los pasajes tenían fecha para el sábado próximo.
    Debimos regresar, caballero. Notable situación… con algún punto de encuentro con su historia, ¿verdad?

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