jueves, 8 de noviembre de 2018

Dato 533: 30 denarios

Los 30 denarios que Judas Iscariote recibió para traicionar a Nuestro Señor Jesucristo equivalen en la actualidad a 19 dólares. ¡Mirá vos! (Fuente: El libro "Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida", de Dale Carnegie. Probabilidades de exactitud: 200 %%, por libro, libro físico de verdad, con hojas, lomo, tapa y todo no. Bah, tapa no porque se me rompió)

2 comentarios:

  1. … dudo del título; podría ser : Valores Actuales de Precios Antiguos, o, Yo También Tengo un Libro, o, Analogías en Dólares… en fin, importa poco…

    “…Para restringir y, si posible fuera, eliminar la prostitución privada, el shogunato había
    organizado una prostitución estatal, concentrando los lupanares dentro de recintos
    amurallados, con poternas de acceso permanentemente vigiladas por alguaciles, y
    andurriales controlados por inspectores del fisco y del padrón, corregidores fieles y
    contundentes gendarmes.
    Por orden del gobierno se clasificaba a las mancebas oficiales (kó-shó) en cuatro
    rangos: los tres primeros de gran categoría y el último —donde se trabajaba por horas
    — subdividido a su vez en cuatro niveles.
    La manceba superclase era la «taiú». Esta palabra era de origen chino, y en
    tiempos remotos había significado «dama de alcurnia», pero posteriormente vino a
    denotar a artistas de teatro —noh, kabuki o yóruri—. Etimológicamente significa
    «esposa, señora distinguida», y para designar a una cortesana de lujo es actualmente
    una palabra obsoleta. La traducimos como daifa, que en árabe tiene la misma
    etimología.
    La segunda categoría era la «tenyin», palabra que significa «diosa» y que
    probablemente empezó a usarse irónicamente. En Edo, sin embargo, se denominaban
    «mozas de reja» (koshi-yoró).
    La tercera era la «kakoi», que traducimos como hetaira. En Edo la llamaban
    «moza de té» (sancha-yoró). A esta tercera categoría pertenecían las mancebas que
    servían de escolta y servidumbre personal a las daifas, recibiendo en tal caso el
    remoquete de «mozas de remolque» (jikibune-yoró) o «mozas tamborileras» (taikoyoró).
    El pontazgo o paga (aguedái) estipulado por el gobierno era de 53 monmes de
    plata para las daifas, 30 para las diosas y 18 para las hetairas. El monme era una
    unidad de peso equivalente a 3,75 gramos, y que corresponde, pues, prácticamente al
    mas filipino para metales preciosos, que son 3,62 gramos. En su poder adquisitivo el
    monme de plata equivalía a cuatro dólares americanos de los actuales.
    Por debajo de estas tres categorías estaban las «mozas de escaparate» (jashi-yoró
    o tsubone-yoró), clasificadas en cuatro subrangos, cuya paga establecida era de tres,
    dos, uno y medio monme, respectivamente, por faena completa.
    No se crea, sin embargo, que al cliente le bastaba con apoquinar las susodichas
    cantidades, que iban directamente al taita (kakaenushi) o dueño de la manceba. El
    magnate (daiyin) que quería conseguirse a una daifa debía hacer muchos otros gastos
    y pagar comisiones o adehalas (jáshita-gane) al patrón (águeia) de la casa de citas o
    burdel —que no era necesariamente el taita—; a la matrona (kaka) o madama
    (naigui), esto es, la esposa del patrón del burdel; a la celadora (iárite) o vigilante de la
    daifa, a las mozas de remolque, a la pipiola (káburo) o doncellita de cámara de la
    daifa, a los camareros (ashirái-otoko), criadas (jáshita) y azafatas (koshimoto) del
    burdel y a los jaquetones o lacayos rufianes (rokushaku). Finalmente tenía que dar
    propinas o contentas a los escurras (taiko-mochi) o bufones (massha) que lo
    acompañaban al lupanar, y cuya misión era animar la fiesta y amenizar los
    preámbulos. Por supuesto, el ricachón tenía que pechar con los gastos de bebida
    (sake) y tapas (o-sakana), y también de yantar, si lo había. En total, aparte de los 53
    monmes que iban para el taita de la daifa, el cliente necesitaba desembolsar otros 500
    monmes más en gastos extra.
    Pero el cliente de una daifa, al menos en la región de Kamigata (Kioto y Osaka),
    no podía ser un parroquiano ocasional, sino que se comprometía a ser regular al
    menos por un año. Y se ha calculado que la fiesta le costaba durante ese período la
    fabulosa cantidad de treinta mil monmes de plata, esto es, ciento veinte mil dólares.
    Sólo un multimillonario podía permitirse el lujo de acercarse a una daifa.”

    El texto corresponde a las: Notas del Traductor
    En Título original: Kooshoku Ichidai Otoko
    Ijara Saikaku, 1682

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  2. Que maravillosa casualidad. El dato es el número 533, y el 33 en la quiniela es CRISTO...

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