lunes, 21 de marzo de 2016

¡Macabro intento infructuoso de cambiar de método!

DESPUÉS DE LO DE QUE ME ASALTARON PADECÍ LA PRIMITIVA REACCIÓN PSICOLÓGICA de que debía “cambiar mi método”. Mi “Taxista Interior” me decía algo como “claro, también yo, siempre en babia, siempre tan confiado, siempre pensando que mayormente no me va a pasar nada”, como buscando en mi conducta cotidiana las razones del luctuoso incidente. Por otro lado mis taxistas (y kiosqueros, mecánicos, jubilados, etc.) exteriores, es decir, buenos vecinos de la vida real me aportaban a modo de consejos acciones como “antes de bajar del auto, yo miro para todos lados”. O guardar el auto en un garaje, o caminar por zonas iluminadas, ese tipo de estrategias demenciales.

Pero al volver la calma descubrí que la lógica dura, fría, racional, ajena a las trampas del sentimentalismo, la lógica propia del universo en que vivimos, un universo vacío, inerte, desolado y muerto que se ríe (con una risa metálica, programada, de robot siniestro) de las relaciones de causalidad humanas, esta lógica implacable me explicaba que en 48 años jamás me habían asaltado en mi vida, y que estadísticamente mi próximo asalto debería tocarme en el año 2064 (cuando probablemente ni siquiera me permitan manejar un vehículo). Así que mi “método” no estaba precisamente “mal”. ¿Por qué tendría que adoptar la estrategia del miedoso, el histérico, el prudente, cuando el del Viva la Virgen me había dado tan buenos resultados?

“Si no está roto, no lo arregle”, dice un refrán oficinesco, y el incidente dista mucho de una rotura. Apenas lo calificaría de pequeña rayadura, de esas que ennoblecen el material al exhibir la supervivencia a traves de las décadas. Pero así actúan los noticieros, los norteamericanos y la gente desgañitada: Se toman del horrible caso particular, del asalto en medio de los millones y millones de casos de no asalto, del accidente en el tobogán entre los miles y miles de niños felices deslizándose, del ministro corrupto entre los resultados de una política gubernamental, y piensan que hay que tomar urgentes medidas en base a este hecho aislado, y piden baja de inimputabilidad y clausuran toboganes y votan gobiernos de ultraderecha.

Me gusta coleccionar síntomas de locura: Uno, por ejemplo, es la búsqueda de señales donde no las hay. Otro, el que acabo de discernir (y pariente del anterior) es el armado de estrategias generales en base a incidentes particulares. Y yo seré cualquier cosa pero no estoy loco. Dispénsenme si sigo con mi método, bajando del auto en babia, pensando en Popeye, o en cómo era la canción esa de Billy Joel o en guiso de lentejas.

11 comentarios:

  1. Tenés que cambiar de método, porque ahora ya te calaron. Los jeroglíficos tumberos que pintaron en el frente de tu casa significan. "Este es medio nabo. Pobre, pero fácil"

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  2. Con todo respeto, caballero Podeti, le advierto que resulta incongruente inferir que, en un conjunto de variables cercanas a infinito ∞, de la serie 0 – 1 necesariamente deba seguir 2; lógica que podría resultar fallida al estimar que el próximo episodio ocurriría a sus 96 años. Por ejemplo en la sucesión de Fibonacci la secuencia es la siguiente: 0,1,1,2,3,5,8,13,21,34,55,89,144,233,377,610, 987,1597…
    Luego hay varios otros asuntos que considerar, como por ejemplo los planteados en el 1700 por el filósofo y sacerdote italiano Guido Grandi , el asunto, además, de la sumación de Cesàro.
    No es tan sencillo… en fin, usted sabrá. Como ha dicho en estos días con cierta paradoja y desde la cárcel este muchacho Fariña: ”Yo soy dueño de mis actos” .
    Por supuesto, asimismo usted lo es.

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  9. tal cual, esos hechos no te pueden manejar la vida, tenes que seguir siendo vos, pensando en lo que se te da la gana, perdiendo la vida preocupado en vez de vivir como queres

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  11. Ahhh the good old podeti y yo me lo estaba perdiendo me cago en yo!

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