viernes, 7 de octubre de 2016

Yo contra el Stand Up!

1 comentario:

  1. Un caso de Lay-down
    Bueno, está este asunto del stand-up que ha mutado de ser un intermezzo a constituir en sí mismo un espectáculo y que se trata de un ejercicio desprovisto de toda la ornamentación clásica ; decorado, música, extras, etcétera y llevado adelante nada más que por el supuesto improvisado comediante. Podría, si se quisiera y con cierto acierto, usarse la expresión popular de “hacerlo de parado”, para representar el modo de improvisación que lo caracteriza.
    Lo traigo a cuento, porque he dejado pendiente en esta entrada: http://podeti-yocontraelmundo.blogspot.com.ar/2016/08/presentan-monologo-del-cardiologo-que.html
    cierta anécdota ocurrida en mi visita al cardiólogo y relacionada con la preocupación planteada por el Maestro respecto que tal concurrencia, por lo estresante, debería estar contraindicada por los mismos facultativos.
    Pues entonces… me encontraba yo en la penumbra del consultorio donde concurrí a realizar el estudio denominado “eco doppler cardíaco”, que consiste en un examen y diagnóstico basado en las imágenes obtenidas por resonancia de sonidos; en pechito, por indicación de la asistente paramédica, y recostado en una camilla con la cabeza hacia el equipo, instrumento, que sería operado por el cardiólogo para realizar el estudio.
    Estaba así; pensando el porqué de la penumbra, que luego comprendería (creo) se trata de una condición más apropiada para ver en la pantalla del monitor donde se forman las imágenes, cuando ingreso la doctora cardióloga. Ajá, pensé, la joven doctora. En fin, para una prueba científica es inocuo el sexo del facultativo, ¿verdad?. Así que luego de los formales y escuetos saludos, me preguntó algunos datos ergonométricos y comenzó de inmediato a pasarme un gel por el pecho sobre la zona del corazón. Adhirió luego unos sensores y comenzó el estudio. No es la primera vez que lo hago pero siempre me resulta un tanto extraño escuchar el sonido amplificado del corazón. Es como de una sopapa… verdaderamente un tanto espeluznante; sobre todo porque da la impresión, a mí me la da, que semejante quilombo tiene que cesar, que no podría ser de continuo, que más bien pareciera un estruendo que no puede durar mucho tiempo. No es para nada, por ejemplo, parecido a un reloj . En fin, estaba en eso cuando recordé el asunto de la “impecable lógica interna” planteada aquí en el blog.
    Así que al terminar mientras la doctora me alcanzaba, con profesional sonrisa, un papel absorbente para que pudiese limpiarme los restos de gel, pensé en cambiar el dramático efecto.
    Evitando mirarla de frente de pregunté: ¿conoce usted doctora el cuento de Jaimito sobre el corazón con piernas?...
    La joven, no afirmó ni negó pero de su mirada y silencio se interpretaba una curiosidad tácita; le relaté entonces el viejo, bastante malo y un tanto procaz cuento.
    Ocurrió, comencé, todavía recostado y con voz baja, que la señorita preguntó a la clase donde concurría Jaimito, qué sabían del corazón. Varios levantaron su mano, entre ellos Jaimito. Luego de algunas breves exposiciones de los alumnos con conocimientos básicos, a su turno, se paró junto al banco y le aseguró a la maestra con convencimiento que: “el corazón tiene piernas”…
    A esta altura la doctorcita había ya quitado sus manos del teclado y decididamente quería conocer el remate.
    Cóooomo! dijo la maestra, que el corazón tiene piernas???
    Sí señorita, arrancó Jaimito: “yo escucho desde mi habitación, todas las noches, a mi papá que dice… Corazón… ¡habre tus piernas!”

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