viernes, 11 de abril de 2014

¡EXPLICAN EL ABC DE LOS CAMBIOS EN EL ABECEDARIO!

La CoMeTra (Comisión para el mejoramiento del Trabajo Ajeno), siempre atenta a las nuevas tendencias y lglarglagarglafssssssss, ha decidido meterse de lleno con los últimos cambios al alfabeto que ha decidido emprender la RAE, sobre todo lo de cambiarle el nombre a las letras (“Ye” en vez de “Y griega” y “Uve” en vez de “Ve corta”). Que me parece bien porque eso de que la “A” se llame “A” es como re obvio. Es como que tenés un perro y le ponés “Perro” (en lugar de “Nyarlathothep, el Caos Reptante”), o que tengas una novia y le pongas “Novia” (en lugar de “Azuquítar Corderita Morronguchita mi Pupushipushitipushishi pushi”).

También me parece muy bueno lo de sacar letras, especialmente lode sacar la “Ll”, que suena, y dejar la “H”, que ni siquiera se escucha. Genial. O sacar la “Ch”, que no tiene letra con el mismo sonido, y dejar intactas la “C”, la “K” y la “Q”, tres letras con el mismo ruido. Uhhh, para el opremio Nobel. ¡Buéh! Pero qués e puede esperar de gente que le dice “Teleñecos” a los Muppets.

En fin, luego de un intenso brainstorming, llegamos a este breve corpus de rebautismos, recortes, agregados y mejoras en general. De nada:

“A”: Pasa a llamarse “La casita”
“B”: “La tetona”
“C”: “La Boquiabierta”
“D”: “La tetona con una sola teta”
“E”: “El rastrillo”
“F”: El rastrillo roto”
“G”: “Rulito”. O “Oaky”. Pará, o “La cola del chancho”.
“H”: “El arco de rugby”. Y aparte ahora tendría sonido, porque si no no va. No va. Es un contrasentido que haya una letra que no suena. No va. El sonido asignado es como una “F” pero más fuerte, medio como escupiendo, tipo: ¡Affffsssbfffffff! ¡Affffrrrrfffssss”. Hay que decirla con cara medio de enojado.
“I”: “El palito”
“J”: “El Mondongo”. Esta se le ocurrió a Ludmila, la novia de Buseca. Yo dije nada que ver, nada que ver, pero se me empacaron entre los dos, el Buseca medio que no la quiso contradecir para no hacer quilombo (están en crisis) y quedó. Igual no está mal, porque l idea era no ser obvio.
“K”: Le cambiamos un poco el sonido, es más como una “T” fuerte, escupida. En general todos los cambios que pusimos fueron para que todo sea más escupido. Para generar contacto con el prójimo. El lenguaje es una maravillosa herramienta para comunicarnos.
“L”: “El Tetris”
“LL”: La pusimos de nuevo. Para mí está mal que la hayan sacado.
“M”: “La cosa medio así”
“N”: La sacamos. Yo opino que es medio parecida a la “M”, para qué andar repitiendo. Los pibes se me quisieron retobar, pero ahí yo les tiré medio sarcásticamente el caso de “El Mondomgo” y se tuvieron que llamar a silemcio. La política es así, es todo um toma y daca.
“O”: La “O”. Esta nos pareció bien dejrala así con el nombre original. No es cuestión de derribar las estructuras porque sí, en un arrebato de caprichosa iconoclastia adolescente. Y aparte probamos con otras cosas pero a esta altura nos costaba concentrarnos y salían todos ejemplos de mal gusto. Prefiero no mencionarlos; por ejemplo, “El Ano”. Ese tipo de ejemplos que prefiero no mencionar. Como “El Ojete” o “El Orto”. Mejor no andar mencionando esas cosas desagradables, como “El Culo”, el “Totó”, “El Colon”, “Sauron”, etc.
“Q”: “El Ano con Hemorroides”
“R”: “El tipito caminando”
“S”: “La Viborita”, qué otra cosa le vamos a poner. “La Viborita”. ¡Claro!
“T”: “El Techito por si Llueve”
“p”: La dejamos como estaba pero la cambiamos de lugar. Y la dejamos en minúscula. Nos agarró como una saña.

Ahí medio que nos trabamos, pero apostamos a que esas letras en general nadie las usa, en las agendas te las amontona, son como medio clase la Tetona, esas letras que por el Arco de rugby o la Tetona se terminan volando.

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