sábado, 9 de abril de 2011

¡MUY LINDO LO TUYO, PERO YO LO HUBIERA HECHO DE OTRA MANERA!

Aprovechando el feriado de ayer, corrí al videoclub junto a mi hijo quien, a la precoz edad de dos años y diez meses, decidió unilateralmente que ya tenía la madurez como para ver la película del Hombre Araña. Intenté convencerlo de que llevara un producto más apropiado, de osos u hormigas parlantes (luego de ver la película de Scooby-doo quedó un poco preocupado por el descubrimiento del concepto de "fantasma"), pero su voluntad parece ser de hierro. En fin, yo ya había visto la película, pero una segunda lectura me condujo a esta reflexión:

En la historieta original, el Hombre Araña lanzaba su telaraña a través de un aparato que se colocaba en las muñecas. En la película, las telarañas son producidas y excretadas por su propio organismo, lo que es un poco asqueroso pero mucho más coherente.

Ahora bien, en el clímax de la película, nuestro héroe debe sostener con un brazo la telaraña que lo mantiene suspendido del puente de Brooklyn, y con el otro un teleférico lleno de niños. Así, está incapacitado para defenderse de su archienemigo el Duende Verde. Lo que realmente me empezó a dar vueltas a la cabeza es que su indefensión no debería ser tal; porque, siendo realmente coherentes, si la picadura de la araña radiactiva le dio el poder de arrojar telarañas con sus manos, y teniendo en cuenta que esta mutación azarosa no tendría por qué hacer diferencias entre tipos de extremidades, ¿no sería lógico que pudiera, además, arrojar telarañas CON LOS PIES? (Pido la opinión de algún biólogo o científico loco)

Claro, entiendo que no quedaría muy estético. Y la resolución terminaría siendo completamente distinta, pero el guión de la película ganaría en solidez. No le quedarían "puntos flojos" ni "baches". Tampoco "huecos". Ni siquiera "agujeros" (aunque no sé si este término es correcto). No es tarde; se podría hacer una edición especial, o un final alternativo para DVD.

No quiero vanagloriarme, pero tengo una capacidad especial para aportar pequeñas mejoras sobre el trabajo de los demás. Es una especie de don (¡Tal vez fui picado por un crítico de arte radiactivo!). Entiendo que en la mayoría de los casos, la gente que opina cómo mejorar el trabajo ajeno es un poco irritante, pero en general se trata de gente entrometida y sin criterio. Mi caso es completamente distinto. Mis aportes, creo yo, le dan ese "touch", ese "no sé qué" indefinible que caracteriza a las obras maestras. Es como la cereza de la Copa Melba. ¡Y no es fácil! El esfuerzo de espíritu y visión que me insume esta práctica me deja agotado mentalmente. Es una pena que los demás no lo aprovechen debidamente, y con frecuencia me echen miradas poco amistosas ante lo que considero un rasgo de generosidad de mi parte.

No me molestaría dedicarme a esto profesionalmente. Creo que el estado (o la UNESCO) debería permitirme presidir una comisión de notables del arte y la cultura (entre los que inevitablemente aparecería Pacho O'Donnel), que analizara una a una las grandes obras de arte de la Humanidad, cambiando los puntos flojos y los fragmentos donde el artista se revelara un poco disperso (por ejemplo, por tener que trabajar un feriado), para proceder luego a implementar las mejoras necesarias, con un único objetivo: la excelencia.

Por supuesto, no nos dedicaríamos a fruslerías superficiales, como los estudiantes de cine o los cargosos que se deleitan susurrando "mirá, mirá, se ve el micrófono". No, no. Atacaríamos conceptos e ideas, y no tendríamos límites. Si hay que dar vuelta por completo un guión, ¡BAM! Allí está la comisión metiendo los guadañazos que hagan falta. Si hay que agregar un personaje completamente nuevo, ¡BADABUM!, no hay problema, Hamlet será acompañado durante toda la obra por un caballo que habla.

Estos son mis primeros proyectos: 1) El tratamiento digital de las películas de los Tres Chiflados donde aparece Joe, reemplazándolo por Curly, o por Shemp, o por un segundo Larry o si es necesario por Jorge Corona. (Este procedimiento podría aplicarse también al actor Chevy Chase en todas sus películas)

2) La corrección de la canción de Fito Páez de Thelma y Louise, donde dice "Vas a pedir, vas a pedir, piedad o te vuelo la cabeza puercoespín" por una frase menos oscura y desconcertante. Por ejemplo: "Vas a pedir, vas a pedir, piedad o te limo las orejas hasta el fin" (Bueno, hay que trabajarlo un poco pero ya es una mejora. De cualquier modo, no nos engaÑemos: habrá una que otra misión imposible para la Comisión)

3) En Titanic, el artista bohemio e intenso que la protagoniza muestra unos dibujos que parecen realizados por un dibujante publicitario de los setenta para una campaÑa de coñac o jeans. Propongo su reemplazo por dibujos transvanguardistas realizados por algún artista dipsómano de San Telmo.

No perdamos la oportunidad de elevar nuestros tesoros culturales hasta el mismo techo de sus posibilidades. Envíenme sus dudas, sus puntos flojos, sus personajes innecesarios, sus escenas demasiado largas, sus rimas sin sentido, sus títulos pretenciosos. La Comisión de Mejoradores estudiará caso por caso y entregará su propuesta. Si no hay solución a la vista, no importa: Se propondrá la destrucción de la obra recalcitrante y por lo menos vamos elevando el promedio.

(26 de mayo de 2004)

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