sábado, 26 de marzo de 2011

¡NO ERES ÚNICO, VALIOSO E IRREPETIBLE, Y TAMPOCO ERES “ESPECIAL”!

Tengo que agradecer con los ojos húmedos de emoción (y un poco de alergia, por el cambio de estación) la cantidad de mails de apoyo sobre el problema que tengo con Joaquín Sabina. Sinceramente esperaba una serie de insultos y amenazas de muerte por parte de los admiradores del español. La única excepción fue la Srta. Carla ("Despues de esa catarata de pelotudces que dijiste, no me queda otra que pedirte un tiempo para encontrar las palabras justas. (…) No me voy a poner a p****rte pero, querido, comparar a Sabina con Arjona me parecio mucho..")

El resto se dividían entre: admiradores del cantautor que me explicaban paternalmente que Sabina era tan irresistible como inexorable ("La enfermedad que te ha atacado tiene nombre y se llama “años”." Analía C.), gente que odiaba a Sabina y me pedía que resisitiera, datos interesantes ("Para poder apreciar en su magnificencia el tema de Sabina de la pelicula Torrente es menester inexcusable conocer la vida y obra de El Fary, un titan de la cancion popular española. Mucho mas que el propio Manolo Escobar." Sergio P.) y, lo más inquietante, personas que sufrían el mismo mal que yo: Varones argentinos de entre 20 y 40 años que, a su pesar, enfermos de tirria hacia el músico, han descubierto que LES GUUUUSTAAAAA!

(En realidad aquí estaría bueno decir: "¡Tontos! ¡Cayeron en la trampa! ¿De verdad creían que a me podía gustar Joaquín Sabina? ¡Ja, ja, ja, ja, ja!!!" Desgraciadamente la verdad es más triste y comparto su mal . definido por uno de ellos como "Sabinismo")

De pronto, de entre las grietas de las paredes, empezaron a brotar decenas y decenas de damnificados, una mayoría silenciosa que padece esta especie de tibia desgracia pero que jamás había encontrado un canal de expresión.

Déjenme explicarles lo escalofriante de la situación. La de ayer se trataba de una reflexión, creo yo, bastante específica, bastante particular. No me quejaba de lo caro que está todo o de por qué el gobierno no se pone las pilas, ni siquiera lisa y llanamente de que no me gustara Sabina. No. Estaba haciendo una confesión personal, bastante elaborada, algo que me definía (tal vez patológicamente) como individuo. De pronto me encuentro que soy parte de una especie de movimiento subterráneo.

¿Ya no se puede tener ni siquiera neuras personales? ¿Es que cada evento al azar de mi existencia ya le pasó diez veces a miles de personas?

A continuación, una lista de cosas que hasta hoy imaginaba formaban parte de mi microcosmos único y particular:

-Me saqué, a los 25 años, una foto con la Momia Negra y Dink-C, que estaban de gira por la costa.
-Tengo dos amigos diferentes que por diferentes circunstancias salieron desnudos en publicaciones diferentes (ninguna de ellas pornográfica, lo que tendría algún sentido). Quiero aclarar que mis amigos no tienen nada que ver con el mundo de los modelos profesionales.
-Maté una rata que se metió en mi casa de una patada, sin sangre ni ningún tipo de armamento.
-La vez que estuve más cerca de la muerte fue a manos de un toro, en el sur argentino.
-Soy la única persona que conozco que atropelló un vehículo siendo peatón. Cruzando la calle, me llevé por delante una moto (la agarré de costado) y la derribé con motorista y todo.
-Soy la única persona de la Argentina que conozco que ha coleccionado alguna vez tapitas de botella.
-Bajé de Internet la canción "Soy un truhán, soy un señor", de Julio Iglesias interpretada en italiano.
-En una vieja revista de Clarín (antes de que se llamara "Viva") encontré una ilustración antigua, utilizada como fondo de una nota, que representaba la rueda de los signos del zodíaco. En la rueda aparecían 14 signos en lugar de doce, el de la serpiente y el de la ballena. La nota no hacía ninguna referencia a esto ni he vuelto a encontrar nada que explique esta incongruencia, y, aparentemente, soy el único que la vio.
-Una vez, en un individual de papel de Mac Donalds, apareció Valeria Mazza acompañada de unos niños carenciados para alguna campaña de bien público. Uno de los niños, de unos 14 años, era exactamente igual a mí. Jamás supe a qué se debía esto.

Esto es un experimento. Si de pronto empiezo a recibir decenas de mails de personas diciendo "me identifico con vos. Yo también tengo un Doppelganger que salió en el individual de MacDonalds", o "como mucha gente, yo también guardo el recorte con los 14 signos del zodíaco", entonces sabré lo que sospechaba: ¡Sólo soy un infinitamente pequeño corpúsculo de polvo igual a otros millones de corpúsculos en un universo sin sentido ni inteligencia ni amor!

Lo bueno es que podemos agruparnos y pedir descuentos para cosas.

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